De abrazo licántropo y hocico interminable moría el brillo diurno poblado de colmillos y aves de rapiña. Yo por debajo de los párpados, entre texturas inhóspitas deseando ocultar mi piel de la pregunta: ¿sabor de carnada, presa o víctima?. De la nuca a mis pestañas desfilo la penumbra felina, erguida y cuadrúpeda amenaza del insomnio que no termina.
Ejercicios y experimentos de escritura para leer en voz alta a una can-hija aficionada al streaming, los contenidos y la tuiteratura.